jueves, 25 de enero de 2024

¿DONDE ESTÁ ANA MENDIETA? Minimalismo/Feminismo, y la violencia contra las mujeres en el arte.

 

Ben Kinmont, 2011.

El minimalismo significó para el arte moderno uno de los movimientos más radicales del siglo pasado. Fue un movimiento en el cual, sus planteamientos tanto formales como conceptuales se reducían a la ya conocida frase “Menos es más” de Mies van der Rohe. En parte, surgió como una corriente artística en los años 60, de manera reaccionaria frente al expresionismo abstracto que le precedió en las décadas de 1940 y 1950. Por otra parte, a finales de los años 60, apareció un grupo de activistas y artistas mujeres quienes denunciaban la primacía de este movimiento en el arte de ese entonces, un movimiento, según sus palabras, principalmente “intelectualizado” cuyo espíritu solo se interesaba en alcanzar cierta noción de un determinado purismo estético. En este sentido, aquellas mujeres proponían romper con ese silencio y es así como se da inicio a un feminismo contestatario en el mundo del arte, generado principalmente por las tensiones con el arte minimalista.
“Please Sing Along” (1974) es una performance de Nancy Buchanan y Bárbara Smith, que evidencian las tensiones entre estos dos movimientos paradigmáticos.

“Please Sing Along” (1974). 


Ana Mendieta (1948-1985), fue para el arte feminista una de sus figuras más comprometidas con la denuncia hacia la violencia de género. Carl Andre (1935) por su parte, fue un artista y escultor que desarrolló un papel importante dentro del minimalismo. Mendieta conoció a Carl Andre y se casaron el mismo año en que fallecería la artista cubana. Llevaban una vida muy intensa y ambos eran artistas de éxito. Hicieron su luna de miel en el Nilo, viajaron a distintos lugares del mundo y vivieron en Roma, donde tuvieron exposiciones y donde Ana Mendieta residió por temporadas desde 1983 hasta 1985, después de haber recibido una beca de la prestigiosa Academia de Roma. Se dice, además, que ambos artistas abusaban de las bebidas alcohólicas.

Ana Mendieta, Trasplante facial, Moustache (1972). 

Ana Mendieta, Trasplante de vello facial, 1972. Foto-Performance.

Ana Mendieta y Carl Andre. 


LA MUERTE DE ANA MENDIETA

La vida de Ana Mendieta acabó de forma trágica en 1985, con apenas 36 años de edad, al caer desde el piso 34 de un edificio de apartamentos en Manhattan, siendo el único testigo del suceso, su marido, el prestigioso artista Carl Andre, quien declaró durante el juicio que siguió a la muerte de Mendieta que esta había saltado desde una ventana en el transcurso de una acalorada discusión. El día del fallecimiento de Mendieta, su marido tenía arañazos frescos en la zona de la nariz y de la frente, y sus declaraciones a la policía contradijeron las que él mismo había dado a la operadora cuando llamó a 911 en el momento del trágico suceso. No hubo otros testigos y solo una persona en la calle oyó a una mujer gritar “No, no, no, no…” y el golpe seco de la caída del cuerpo de Mendieta en el tejado de una charcutería situada debajo del apartamento que compartía la pareja.

Carl Andre defendió su inocencia durante tres años y consiguió una fianza de su amigo y compañero Frank Stella por valor de un cuarto de millón de dólares y finalmente fue declarado inocente. Sin embargo, aún se están escribiendo artículos y libros que tratan de esclarecer este caso y que, a la vez, analizan la obra de la artista Ana Mendieta. 
En la madrugada del 8 de septiembre de 1985, el cuerpo de Ana Mendieta sería encontrado en la acera de Greenwich Village tras haber caído 34 pisos desde su apartamento. A pesar de haber sido declarado inocente, su esposo, el artista minimalista Carl Andre, sigue siendo el culpable para la familia de la artista y para muchos otros miembros de la comunidad del arte contemporáneo, aunque fue apoyado, por otro conjunto importante del gremio, como el artista Frank Stella, así como muchos ricos industriales y patronos de las artes que habían apostado por el trabajo de Andre a través de sus galerías y fundaciones.

Sin título (Body Tracks), 1974.

Durante el juicio, el mundo del arte demostró, una vez más, que el cinismo y el silencio es su aliado más grotesco y eficaz. Lawrence Weiner, conocido artista conceptual, fue quien proporcionó el abogado que terminó empañando la imagen de Ana MendietaLa crítica de arte Lucy Lippard, teóricamente “amiga” de Ana, no pudo acusarlo ante el tribunal. Y la galerista Paula Cooper parece haber reunido a todos los artistas que representaba para proponer este pacto de silencio. 
Por otro lado, en la defensa de Ana aparecieron los nombres de Nancy Espiral, Howardena Pindell y B. Ruby Rich, además de su amiga abogada Natália Delgado y su hermana Raquelin Mendieta. Así mismo, Tania Buguera y Coco Fusco explicaron el contexto de su país y algunos detalles en el juicio.

Carl Andre fue absuelto, y arrojada al vacío fue Ana Mendieta. 
Un triste y paradójico final para una artista que denunció la violencia contra las mujeres en muchos de sus trabajos y acciones.

En 1992 se concluyeron las obras de ampliación del Museo Guggenheim de Nueva York. Para inaugurar las nuevas salas, fue organizada una exposición colectiva con obras de Brancusi, Kandinsky, Joseph Beuys, Robert Ryman y Carl Andre. Al tratarse de una muestra integrada exclusivamente por hombres, en el último momento y por temor a las críticas, Louise Bourgeois fue incorporada a la nómina de artistas participantes.

Durante la gala del Museo Guggenheim en Soho, Nueva York, manifestantes feministas mostraban en sus pancartas una única consigna a todos los invitados que llegaban al recinto: ¿Where is Ana Mendieta? (¿Dónde está Ana Mendieta?). La frase no solo evocaba la prematura muerte de la artista cubano-estadounidense siete años antes bajo circunstancias que hasta nuestros días se mantienen borrosas, sino que criticaban enérgicamente la ausencia de mujeres artistas en las exposiciones más importantes de la franquicia artística. Todavía podemos notar un número mucho más reducido de exposiciones de artistas mujeres vivas que de hombres en la gran mayoría de museos y galerías alrededor del mundo. 

“Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea sobre el hecho de que yo estaba, eh, más expuesto al público que ella. Y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella saltó por la ventana”. 

 “Soy un artista muy famoso y ella no lo era. Quizás eso le pudo y en ese sentido, quizás yo pude haberla matado”. 
La reacción del mundo del arte fue prácticamente unánime. Todos cerraron filas en favor de Andre sin mostrar el mínimo de duda. A ella se la tachó de loca, interpretando sus obras como las de una mujer obsesionada con el suicidio y traumatizada por su difícil infancia. La crítica tradicional analizó la obra de la artista desde una perspectiva patriarcal y etnocéntrica que la aislaba de su contexto. 
Los abogados de André estereotiparon y redujeron descaradamente a Mendieta a una “mujer latina de sangre caliente, tempestuosa, tempestuosa e incontrolable”. Incluso la compararon con una bruja. ¿El motivo? Su interés por la Santería, religión de origen yoruba presente en Cuba, su país de nacimiento. El desconocimiento y la falta de respeto fueron impactantes: Ana tiene una obra llamada “Yemaya” que fue mencionada en el juicio, cuando los abogados insinuaron que el orixá “vuela” el 7 de septiembre y que Ana habría saltado el 8 de septiembre como una especie de homenaje o ritual. ¡Iemanjá no vuela! Y el 7 de septiembre es solo una fecha para celebrarlo en Cuba.

 Ana Mendieta Encantamiento a Olokun Yemayá.

Ana Mendieta, La Noche, Yemayá, Tarjeta, Franklin Furnace, 1978.

El 24 de junio, a las 5:30 de la tarde, un grupo de mujeres pertenecientes a la Women´s Action Coalition (WAC) y al colectivo de las Guerrilla Girls empezaron a congregarse en el exterior del museo. La protesta ante el Guggenheim tenía un claro objetivo: denunciar los mecanismos de la institución artística para legitimar a determinados artistas y la escasa presencia de mujeres en los museos y centros de arte. Algunas de las más de quinientas manifestantes lucían en sus rostros máscaras de gorila; otras, bolsas de papel sobre la cabeza con frases y lemas reivindicativos y entre las numerosas pancartas destacaba una en la que podía leerse “Carl Andre está en el Guggenheim. ¿Dónde está Ana Mendieta?”

WAC y las Guerrilla Girls afuera del Museo Guggenheim, 1992.

En la actualidad, grupos de mujeres se siguen reuniendo para protestar por el asesinato que quedó impune en el mundo del arte. 


Andre vivió absuelto, libre y encumbrado por el arte.
Mendieta asesinada, excluida y marginada.

Frame del documental W.A.R. 


DECLARACIÓN DE ARTISTA

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