jueves, 21 de marzo de 2024

LA IMAGEN BANALIZADA

Sobre la falta de autocrítica en la producción de las imágenes del arte




El artista, como productor y trabajador sin descanso, olvida algo fundamental a saber, mientras se aturde a sí mismo con pensamientos que divagan entre sus ideales de “fama y estatus”, por un lado, y la esperanza de una “buena fortuna”, por otro. Como si fuera un caballo con blinkers, se desboca por ser el primero en llegar a la meta de la adulación, evadiendo la responsabilidad ética (incluso), sobre la producción de una nueva obra y, por consiguiente, una nueva imagen que saldrá al mundo. Debo advertir que esta responsabilidad está enfocada desde y hacia el arte, y no deviene de moralismos pseudo marxistoides (sic), que incluyen la censura a todo aquello que no se jacte de “comprometerse” con la vida y sus crímenes desde un contexto específicamente político o social; sino, por el contrario, hablo una responsabilidad en el sentido de pensar conscientemente la imagen.
Es decir, después de lo que se llamó desde Hegel como la “muerte” del arte, y que, ya sabemos sobre el filósofo que jamás habló propiamente de una muerte si no de su carácter pretérito, en tanto que el arte en su tiempo adquirió un carácter de “reflexividad” mucho más propio del ámbito filosófico que de la sensibilidad, es necesario que los artistas autoevalúen con verdadero criterio y autocrítica el sentido de sus producciones: ¿Cuál valioso será el aporte que ha de generar esta imagen/objeto para el arte, la sociedad y/o la construcción de una cultura? ¿Es necesaria esta muestra y realmente mi obra tiene un valor que sobrepasa la vanidad personas y el ego? O mejor aún, retomando las preguntas que propuso el artista Luis Camnitzer en su texto Ética y conciencia publicado en la plataforma Esfera Pública:

Esta obra ¿la hice porque verdaderamente necesité hacerla, o porque pienso que se puede vender? ¿Realmente creo en esto, o lo digo porque se espera que lo diga? Con esta otra obra, ¿me estoy repitiendo o estoy contribuyendo algo? ¿Estoy trabajando para los demás o para mi ego y para promoverme? ¿No será presuntuoso que me exprese públicamente? ¿Tengo algo que decir verdaderamente? ¿Me estaré prostituyendo? ¿Esto es una pedantería o algo útil? Con este juicio, ¿estoy construyendo o destruyendo?  Al denunciar algo, ¿estoy denunciando o explotando el dolor ajeno? ¿Por qué yo y no otro?

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